Charles anda desgarbado y siempre le acompañan una sudadera
roja y unas botas camel de montaña. Fue uno de los primeros a los que conocimos
al llegar aquí y quizá por eso le guardo especial cariño. Sonrío al acordarme
de su peculiar forma de hablar dejando siempre los dientes a la vista y
añadiendo al final de cada frase una risilla cantarina.
Lo hemos visto trabajar casi de todo aunque supongo que él
se encuentra más cómodo como jardinero. No obstante, lo mismo carga una piedra,
que retuerce un hierro o pinta una figura de barro. Y es que Charles tiene alma
de artista y por eso le puedes sorprender añadiendo color a un mapa de África o
dibujando pequeñas grecas en un bloque de cemento gris.
Le gustas mucho y cuando te ve pregunta:
- How is little John?- al mismo tiempo que mueve la mano y
comprueba si lo ves o no.
Los demás se ríen de él pero poco le importa. Bebe coca cola
caliente y juega con Torero, nuestro perro, como un viejo amigo. Una vez
incluso viajó con él en matatu para traerlo a casa.
Vive solo en Nairobi donde ahorra para su mujer y sus tres
hijos que están en el campo. Sin embargo, no hay tristeza ni rastro de soledad
en él.
Es pícaro y no le averguenza reconocer con mirada de niño
que a veces no va a la iglesia. Oscuro de piel y transparente de corazón, así
es Charles el jardinero artista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario