Joseph te sostiene en brazos mientras Ben juega contigo. |
Joseph
es fuerte y oscuro. Tiene las manos grandes y una sonrisa blanca que no se
apaga fácilmente. Trabajador incasable y fiel amigo carga piedras como un
gigante pero sufre como un niño que se transforma en poderoso cuando te coge y
te envuelve con sus dedos.
Natural
y sencillo, no se avergüenza al contar que es huérfano y que su única familia
son sus hermanos y su abuela enferma. Sólo algunas veces, más frágil, pesteañea
mirando hacia arriba y las palabras se le atragantan en la boca. Es entonces
cuando se leen en su cara las cicatrices del alma.
Joseph
estudia y trabaja. Tiene sueños. Una pequeña moto, ser un gran camarero, casarse
con una española,... Pero sabe que los sueños hay que andarlos. Por eso, lee,
memoriza y se esfuerza en las clases para adultos a las que asiste cada tarde.
Josefino,
José...Silencioso a primera vista se vuelve charlatán en las distancias cortas.
Imita a Obama y se ríe al pronunciar alguna palabrota que papá o algún otro le
enseña en español.
Orgulloso
muestra el gimnasio donde se entrena tenaz o su hogar de barro y metal que
comparte con tres amigos. Por las noches, después de una cena a base de Ugali o
arroz tocan la guitarra y juntos cantan a la vida. Después, reza, se duerme y
comienza a soñar de nuevo.
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