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18.3.13

Joseph

Joseph te sostiene en brazos mientras Ben juega contigo.

Joseph es fuerte y oscuro. Tiene las manos grandes y una sonrisa blanca que no se apaga fácilmente. Trabajador incasable y fiel amigo carga piedras como un gigante pero sufre como un niño que se transforma en poderoso cuando te coge y te envuelve con sus dedos.

Natural y sencillo, no se avergüenza al contar que es huérfano y que su única familia son sus hermanos y su abuela enferma. Sólo algunas veces, más frágil, pesteañea mirando hacia arriba y las palabras se le atragantan en la boca. Es entonces cuando se leen en su cara las cicatrices del alma.

Joseph estudia y trabaja. Tiene sueños. Una pequeña moto, ser un gran camarero, casarse con una española,... Pero sabe que los sueños hay que andarlos. Por eso, lee, memoriza y se esfuerza en las clases para adultos a las que asiste cada tarde.

Josefino, José...Silencioso a primera vista se vuelve charlatán en las distancias cortas. Imita a Obama y se ríe al pronunciar alguna palabrota que papá o algún otro le enseña en español.

Orgulloso muestra el gimnasio donde se entrena tenaz o su hogar de barro y metal que comparte con tres amigos. Por las noches, después de una cena a base de Ugali o arroz tocan la guitarra y juntos cantan a la vida. Después, reza, se duerme y comienza a soñar de nuevo. 

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