Páginas

26.9.13

We are one (Somos uno)

Silencio. Ya ha pasado todo. Dos días después del humo y las ambulancias todavía parecen escucharse el run run de aviones que sobrevuelan y helicópteros que buscan. En el mismo sitio donde antes hubo helados, risas y niños, olor a palomitas y cine, tardes de compras y noches de vino y amigos, sólo quedan los ecos de gritos y disparos cobardes. Vidas que no se vivirán y familias que no se encontrarán.

¿Qué nos dejó el mal?

Un niño. Un pequeño cuyos ojos limpios duelen más que las balas sin sentido. “Eres un hombre muy malo”. Y aquel joven armado, listo para arrasar con todo, entrenado para ver sufrir, bajó la mirada. Pidió perdón y le dejó escapar con una chocolatina en un intento desesperado por redimirse...

Un hombre. Aquel ángel que decidió entrar una, otra y otra vez en ese infierno radical rescatando de aquella pesadilla a más de 100 inocentes. “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos”.

Voluntarios. Anónimos. Ciudadanos. Personas. Que cambiaron la incertidumbre, el dolor y el miedo por un chaleco de la Cruz Roja.

Un milagro. El de aquel chico en fila esperando una bala que no se disparó. ¿Eres musulmán?

Miles de donantes de sangre. Un granito de arena tras largas horas de espera en una fila para dar, para darse.
....

Silencio. Ya ha pasado todo. Los coches circulan. Los puestos de flores vuelven a decorar las esquinas. Huele a maíz tostado. Se oyen niños en los colegios. También hay tristeza y despedidas. Pero con ellas consuelo y hombros que abrazar. Sonrisas cómplices que curan cicatrices. Historias de héroes y esperanza, de coraje y humanidad. Miles de corazones que laten como uno solo. ¿Qué nos dejó el mal?  


 #WeAreOne  (#SomosUno) 

3.6.13

Una historia de golf


Nixon tiene veintitantos y trabaja como cady en Golf Park. Por menos de cuatro euros carga tus palos, te prepara la madera perfecta y exclama "Good swing". Respetuoso con sus jugadores y con vista de halcón localiza bolas ya perdidas entre maleza, tierra y agua.

Paciente, observa cómo otros disfrutan mientras él sueña entre tis que se rompen, el sonido del palo al chocar con el viento o la hierba que deja olor en sus zapatos. Para Nixon hay más.